Ya estamos en Agosto 15 y todavía no he terminado de seleccionar las letras que darán vida a la puesta en escena. Sin embargo, la evolución de las historias y de los personajes finalmente es palpable y me permite ir generando más y más detalles que permitan completar la historia para volverla muy interesante y para que finalmente, se convierta en una verdadera celebración de lo que más disfrutamos haciendo juntos: bailar, cantar y tocar flamenco.

El sábado anterior trabajamos por dos horas y media en hilar bien el camino que deben recorrer los personajes en las primeras dos escenas. Tomé la  escenografía hermosa diseñada por completo en papel por El Chumi, que abarca alrededor de 8 metros de largo,  y traté de trasladarla a la imaginación de las chicas marcando los espacios con masking tape en el suelo, empleando dos marcadores para definir la puerta y colocando sillas blancas plásticas, para recrear el espacio donde se desarrollará nuestra historia. No estoy segura todavía de que todas fueran capaces de ver lo que yo miraba, de imaginarse las luces y el escenario lleno de música. Pero sentí por primera vez que ya estamos empezando a pisar terreno firme.

Cada proceso de construcción es distinto y tiene su propia complejidad. Va y viene por rutas diferentes, se detiene en estaciones diversas y es difícil predecir cuánto tiempo tomará en llegar a la siguiente estación. Mi estado de ánimo influye mucho en la velocidad de avance y en las áreas en las cuales se trabaja más o menos, y  aunque a veces quisiera que este tren marchara ya a toda velocidad, hay que tener paciencia, esperar suficiente y permitir que el proceso tome su propio ritmo y se vaya construyendo poco a poco, aunque por momentos siento que Diciembre ya está a la vuelta de la esquina.

El vestuario está todo diseñado, faltan apenas una o dos piezas si no me falla la memoria. Nuestra diseñadora Annia se ha esmerado particularmente en comprender la naturaleza de cada uno de los bailes para así generar hermosos acabados. Acordamos los colores para que armonicen entre sí y den como resultado las sensaciones que deseo transmitir, y en compañía de Alicia, recorrimos las tiendas una y otra vez, hasta encontrar lo que se ajustaba a la idea preconcebida de las imágenes que Annia dibujó en el papel. Aunque no sé nada de costura, y ya en otras ocasiones he hecho mención de este detalle, siento una fascinación especial por esta parte del proceso: colaboro con todas las ideas posibles, aplaudo maravillada los diseños tan interesantes y disfruto mucho la selección de las telas.

La música está en proceso. Tengo que encontrar lo justo para lo que deseo expresar. Tiene que ser muy especial porque es una celebración y no se merece menos. Mi trabajo particular: horas de horas escuchando grabaciones, muchas de las cuales son difíciles de entender dado que son muy antiguas y fueron rescatadas para alguna antología o de algún «disco de piedra» como dice Jose. Pero hay que darle espacio y tiempo al proceso, ya casi llegará el momento de tener las letras para completar los elementos de este espectáculo. Además de cruzar los dedos para que las circunstancias sean precisas y podamos tener con nosotros a los músicos que necesitamos para llenar de sonidos vibrantes y de voces hermosas, el recorrido del tren.

Hace una par de meses Sofi apuntó en alguno de los comentarios que todavía no le cerraba muy bien la idea de un tren. La verdad a mi tampoco. Sólo fue algo que se me ocurrió y pensé que se debía trabajar alrededor de este concepto. Sin embargo, en este momento puedo decir que sueño con trenes, con mapas, con lugares nuevos y diferentes, con posibilidades escénicas, con fotografías, luces, personajes… y que todo el léxico ajeno a mi rutina: andén, patios, rieles, vagones, durmientes… forma parte de mi pensamiento diario y se convierte poco a poco en música, silencios, brazos, taconeos, paseos, que van dando forma a esta locura de veinte aniversario llamada ESTACIÒN 20.