Aunque ni remotamente llegamos a estar cerca del llamado ambiente flamenco que se puede tener en Andalucía, las reuniones de flamencos fuera de España (nuestro caso) también pueden llamarse juergas. Claro que tienen un estilo muy particular y diferente, pero la idea principal es compartir un rato en un ambiente bastante privado, agradable y con una buena compañía. Algunos autores señalan que a partir de los años 80 cuando el flamenco se difunde más, se subvencionan algunas de las actividades, se institucionalizan festivales y hay mayor disponibilidad en el mercado de grabaciones musicales de cantes y cantaores, las juergas de los “señoritos” pierden fuerza y nacen estas reuniones o juergas de los flamencos para los propios flamencos: “juergas para nosotros” o las “trastiendas del flamenco”.

La juerga tiene un concepto un tanto diferente a la peña flamenca. Las peñas flamencas en España son asociaciones con un fin cultural que pueden agrupar desde unos cuantos aficionados al flamenco hasta un grupo bastante numeroso de personas. Cuentan con un espacio físico y los miembros pagan una cuota que tiene como objetivo mantener la peña para el estudio principalmente del cante flamenco, lo cual incluye contratar cantaores para que se presenten en la peña.Cumplen un papel muy importante para la supervivencia del flamenco y para ofrecer espacio a los primeros pasos de jóvenes promesas. Entre las actividades de una peña están la  organización de  conciertos, producción de discos, ediciones de textos, colecciones de diversos materiales útiles para la investigación y para el estudio del flamenco, entre otros.

La juerga por su lado es mucho más informal. Muchos de los cantaores, bailaores y guitarristas se han hecho y se han forjado en estos espacios, donde se puede pasar hasta la madrugada escuchando flamenco sin parar. Lamentablemente estos ambientes no han sido todo lo que se hubiera deseado, porque se empañaban con el consumo excesivo de alcohol y el abuso de sustancias. No siempre, probablemente, pero sí la mayoría de las veces:

“Pero por lo que respecta al problema de las juergas flamencas, con sus dispendios y consumos compulsivos, el tiempo nos ha demostrado el error de dar cabida a aquellos consumos letales y la conveniencia de volver a los modos tradicionales de realización, el comedimiento y la fórmula del saber estar, saber beber y saber escuchar” Manuel Llorente Rivas, cantaor y antropólogo.

Sin embargo, el concepto de la actividad como tal es interesante y si tenemos la posibilidad de darle un matiz diferente, tal como lo explica Manuel Llorente, será muy agradable y la disfrutaremos. La definición sencilla que encontré por allí en un diccionario flamenco dice: “Fiesta o reunión de aficionados e intérpretes en un ambiente idóneo para la mejor manifestación del cante, el baile y el toque.”

Aunque en Costa Rica en el pasado se han llevado a cabo reuniones llamadas “peñas flamencas”, de acuerdo a la definición no son peñas en realidad, dado que su motivación principal no era el estudio del flamenco. Tampoco se ubican en la definición de juergas debido a que no eran reuniones de los flamencos para los flamencos, sino más bien un estilo propio de fiesta semiprivada amenizada por los flamencos, pero donde la mayoría de invitados se acercaban más por la novedad y por la curiosidad que por un verdadero interés en el flamenco.

Así las cosas haremos el intento de tener una reunión de flamencos para los flamencos, en una juerga donde están todos invitados a participar en “modo muy activo” preferiblemente, para contribuir a construir nuestro propio ambiente flamenco fuera de España, de modo un tanto particular, como ya lo he mencionado al principio: esto es innegable, pero con el objetivo de crear un espacio donde podremos compartir ese flamenco que tanto nos gusta!

PD. Aunque de manera más íntima hemos tenido algunas fiestas familiares que podrían tener semejanza con las juergas no encontré ninguna foto para ilustrar este blog. En estos eventos no suelo tomar fotografías porque me concentro en disfrutarlos.