Por Mariangel

Ayer fui a tomar café con un amigo (seguidor de Al Andalus, por cierto) que tenía meses de no ver. Como cada vez que nos reunimos, terminamos la conversación con temas “existenciales”. Queremos ser mejores personas y pasamos dándole vuelta a nuevas ideas o prácticas que nos permitan acercarnos al objetivo.

Durante nuestra charla recordamos la importancia de dar gracias siempre: al despertarnos por el día que nos espera, al dormirnos agradecer por el día que tuvimos la oportunidad de disfrutar. Dar gracias por la familia, por la comida, por tener a personas a nuestro alrededor que queremos y nos quieren y por los buenos ratos que nos toca vivir de manera cotidiana.

Ayer al irme a dormir, dentro de mis agradecimientos estuvieron Rocío y  mis amigas de flamenco. Como cada semana, compartimos en el ensayo con mucha felicidad y amor por el interés que nos permitió conocernos: el flamenco, y porque además del baile, este es un espacio de terapia donde bailamos y disfrutamos tanto, que sólo quienes estamos allí podemos entender por qué ese rato hace que valga la pena dejar otras actividades de lado y asistir a la clase.

A veces los ensayos no son pura alegría, para el final del año se ponen un poquito espesos y las amiguitas flamencas que nos pasamos tirando besos durante todo el año y diciéndonos “guapa” las unas a las otras, pasamos a ser “compañeras” y el “guapa” se pierde a veces por unas semanas. Sin embargo (recuerdo que hablé sobre esto con algunas de mis compañeras a finales del año pasado), aunque esos momentos de tensión pueden ser complicados, duros, e inclusive muy frustrantes a ratos (ni puedo imaginar para Rocío); concluimos que no estar, imaginar dejarlo, sería lo verdaderamente triste de la historia.

Vale la pena ahorita, empezando el año, preocuparnos por recordar más adelante estos momentos donde estamos “fresquitas” y en un “puro amor”, disfrutar de las clases que con tanta entrega nos prepara Rocío y, cuando lleguen los momentos de ensayos generales o presentaciones, no olvidar que estamos aquí porque queremos, porque nos encanta, porque somos AMIGAS antes que bailaoras y AMAMOS lo que hacemos.

Hoy, día del amor y de la amistad, dediquemos unos minutos a dar GRACIAS por tantas maravillas; entre ellas, el haber tenido la dicha de encontrar a unas amigas que comparten nuestro AMOR por el baile flamenco y, a pesar de que no puedo seguir viéndolas a todas en los ensayos, fue el flamenco lo que permitió que nos conociéramos y cultiváramos una amistad que trascendió el baile.

A todas las flamenquitas de Al Andalus un abrazo enorme, especialmente a mis amigas de tantísimos años: Rocío, Ali, Naty, Meli (y otras viejitas como Sofi, Angie, Caty, Diana, Ana, Ana Laura, Ani, Laura), y a Sil, Dani, Rebe, Vero y Moni.

¡GRACIAS AMIGAS, ESPERO QUE PASEN UN DÍA LLENO DE AMOR, AMIGOS Y AMIGAS Y MUCHO FLAMENCO!!!!