Con el alma aferrada…a recuerdos imborrables

El flamenco siempre ha sido mi pasión, porque en el expreso lo que siento, lo que vivo y lo que sueño. Particularmente este año, con el montaje de “Con el alma aferrada”, el flamenco me ha tocado fibras profundas, probablemente debido al momento en el que estoy viviendo.
El perder a seres queridos este año ha calado en mi esencia, pero ninguna pérdida tan grande como la partida de mi padre, a quién sin duda alguna, dedicaré mi baile este domingo, con la certeza de que desde arriba me estará aplaudiendo.
A lo largo de este 2014 a medida que nos fuimos adentrando en el tema y entendiendo mejor la experiencia de tantas personas que han tenido que dejar su tierra, no creo que alguno de nosotros no se identificara al compararlo con algún momento de su vida: un viaje, dejar un trabajo, el lugar de nacimiento o aprender a desprendernos de quienes más amamos.
Hay quienes dejan un país con la esperanza de encontrar un mejor futuro, pero al mismo tiempo añoran a su gente, su casa y hasta el olor de su patria. Este sentimiento lo comparto personalmente con la partida de mi papá. El tener que despedirme, extrañarlo, recordarlo con sus risas, su voz y su olor, aprender a vivir sin su presencia física…siempre con la esperanza de un reencuentro, pero con una nostalgia que no es triste, porque lo recuerdo con amor y alegría.
Estoy segura que el esfuerzo y cariño con que hemos trabajado durante tantos meses se verá reflejado en el escenario, porque más allá que una coreografía, en este espectáculo está puesta en escena el alma de cada uno de nosotros. Y como dice la «colombiana» que me toca bailar: “Tierra donde yo he nacido mezcla de mora y cristiana, donde me enseñó mi padre a cantar por colombianas…”
No importa cuál sea su experiencia, este espectáculo le tocará los recuerdos y el corazón, porque todos somos parte de una misma historia.

Laura Soto