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Arrullo a la esperanza

Estos meses han sido difíciles. No guardo mis zapatos en el armario porque sé que no debo, porque he aprendido que en los momentos en los que siento que no puedo más, siempre está el flamenco. Sin embargo, no recuerdo en estos casi 30 años de AlÁndalus, haber vivido tanta incertidumbre y tanto dolor compartido por un futuro país a corto y mediano plazo que aún no visualizo.  Sin embargo, las personas que han construido conmigo este camino son mis recordatorios constantes de por qué es un deber arrullar la esperanza.  

No hace más de dos días, en una conversación a punta de mensajes de audio en el teléfono, me queda grabada una frase: “La mujer flamenca se construye” y en el análisis de esa construcción, con la experiencia de años acumulada, puedo citar adjetivos que dan el “poderío” necesario (como dirían los flamencos), que resultan en que  alguien se considere capaz de alcanzar inalcanzables, pero al mismo tiempo se abraza con esa ternura “jonda” donde se reconoce y se sostiene para seguir. Esas son mis mujeres flamencas, las que habitan la Casa AlÁndalus.

Es precisamente por cada una de ellas que arrullo la esperanza con una nana flamenca con la Más >

Abrazar la fuerza y la resistencia

La fuerza, es la capacidad física básica para realizar un trabajo o un movimiento. Levantarse con fuerza, se resume entonces en utilizar esa capacidad sobre nosotros mismos.

En esta cuarentena a muchos nos ha tocado agarrar toda la fuerza que nos queda para levantarnos, y aunque en ocasiones parece que se nos acaba,   por suerte también existe la resistencia. 

La resistencia es otra capacidad física básica. Me atrevería a decir que emocional y mentalmente es la que nos permite llevar a cabo una actividad o esfuerzo durante el mayor tiempo posible. Cuando «se nos acaba» la fuerza, aún contamos con la resistencia.

Desde mi punto de vista, resistir no es solamente aguantar en el sentido usual de esperar a que algo pase o suceda. Más bien, resistir es continuar, es inhalar lo más profundo que se pueda para tomar el impulso necesario que nos permita seguir en movimiento.

Ya sé que es utópico y difícil, podría incluso resultar muy optimista, pero es un ejercicio que nos permite mantenernos enfocados, mentalmente lo más estable posibles y no nos impide desechar la esperanza de un tiempo mejor.

Este tiempo confuso, triste, gris e impredecible que nos tocó vivir, nos ofrece la increíble oportunidad de usar Más >

Crónicas de una virtualización obligatoria

Las ocultábamos o disimulábamos con intención para que fueran desadvertidas, teníamos incertidumbres solapadas. Lográbamos estar menos pendientes de ellas gracias a nuestras pasiones, a través de amigos, familiares… De pronto nos limitan, algo ajeno nos arrebata libertades y empezamos a perder el control de la situación. Estamos en casa intentando trabajar, estamos con nuestros pensamientos, con nuestras incertidumbres. Esas incertidumbres ya estaban ahí, pero ahora solo se acrecientan y nos vemos con pocos estímulos externos para obviarlas. Nos toca enfrentarlas…

Cambiaron las circunstancias, viene la evolución, debemos adaptarnos al cambio. Somos seres en constante crecimiento y debemos ser resilientes. Algo que la vida me ha enseñado en los últimos meses es que no podemos tener control sobre lo que sucede, pero sí tenemos control sobre cómo actuamos. Nos vemos obligados a adecuar nuestro estilo de vida del exterior al interior de nuestros hogares, y para lograrlo viene intrínseca una virtualización casi obligatoria del diario vivir. Una virtualización de nuestra pasión por el flamenco, nuestras actividades sociales, los estudios y el trabajo.

El trabajo, ahora desde casa y además virtualizado, presenta limitantes tecnológicas y educativas, necesitamos democratizar la tecnología. No todos los ciudadanos tienen acceso a una computadora o a un dispositivo móvil Más >

«Darle vuelta a la tortilla»

“Ocuparse en cualquier actividad física o intelectual…Tener una ocupación remunerada…Ejercer determinada profesión u oficio…Intentar conseguir algo, generalmente con esfuerzo” (DRAE)

Este mundo tal cual está construido descansa en la premisa del trabajo remunerado. Es decir, todo se mueve al trabajar y recibir un pago por ello. Así que es necesario reflexionar sobre otras posibilidades. El trabajo no es una mercancía. Trabajar debe sumar a la esencia de cada persona y construir desde ahí otro mundo posible. 

En este momento particular, hay un factor en la ecuación. El confinamiento exigido para preservar nuestra vida y la de las otras personas ¿Cómo entonces resignificar el trabajo y no caer en lo negativo de la situación? Miles de personas desempleadas o con reducción de jornada. Para muchos otros, horas y horas de teletrabajo sin movimiento. Video llamadas que aletargan el cuerpo y a veces el ánimo. ¿Cómo atrevernos a soñar que desde cuatro paredes podemos salir con una visión más espiritual del trabajo? Pues ahí, está el truco. 

Fotografía: Adrián Guevara Ruiz

Si pensamos en la acción de trabajar como “ocuparse en algo”, “intentar algo con esfuerzo”, entonces vamos por buen camino. Podemos repensar el trabajo como una acción transformadora. Trabajar implica movernos, inventar, crear, producir Más >

Autocuidado en tiempos de cuarentena

Mirando los chats de los grupos de trabajo de Casa AlAndalus, pensé que escribir un poco sobre el autocuidado en tiempos de cuarentena era una buena idea. Los medios se enfocan mucho en lo que está pasando no sólo en el país, sino alrededor del mundo; además de dar indicaciones necesarias de todo lo que cada uno debe hacer para evitar el contagio. Sin embargo, nos falta pensar en cómo se siente cada uno, cómo es eso de vivir en cuarentena y cómo visualiza/siente cada quién lo que está pasando. Por eso conversé con Mariangel para que nos echara una mano y juntas les anotamos nuestras reflexiones.

Lo primero que debemos hacer es aceptar lo que sentimos, no importa lo que sea: desesperanza, culpabilidad por salir a la calle, incertidumbre por una situación desconocida… Todo vale, son reacciones que quizás no hemos experimentado antes y es esperable frente a una situación no cotidiana. Luego, así como aceptamos nuestro propio sentir, debemos recordar que todos reaccionamos diferente porque cada quién libra su propia batalla, por lo que el segundo paso es ser empático con los otros. Finalmente, valorar qué puedo hacer al respecto de la situación que estamos viviendo. No deben ser Más >