La pérdida fortuita de un video me permitió literalmente desempolvar el baúl de los recuerdos y aunque ya para entonces era Mayo, fue como terminar de la mejor manera posible el mes de celebración de la Danza. La celebración de este año ha sido distinta, me ha costado mucho “arrancar” y hasta pasado el mes de Abril puedo decir que me siento cómoda de nuevo y en paz.

Celebramos bailando mucho. Abril empezó con el Festival Nacional de las Artes donde un público maravilloso nos emocionó a todos. Las voces del cante rompiendo el silencio y produciendo ese efecto particular que tiene el flamenco, en compañía de amigos con los cuales disfruté no sólo ese sábado por la noche, si no  también en  los ensayos previos. Fue muy motivador observar atentamente el baile y darme cuenta de que quienes lo ejecutaron dejaron el corazón en lo que hacían. Basta darle un vistazo a las fotografías tan hermosas que tomaron ese día. Además por supuesto de la cálida sobremesa al filo de la media noche.

 

Danzatón por otro lado, un espacio para compartir con compañeros de otros grupos y de otras disciplinas de la danza. Más relajado y con oportunidad para pasar un rato muy agradable. No sólo por el baile en si mismo, si no por todo el momento previo con el respectivo ritual de camerino que no puede faltar.

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En el mensaje oficial del día internacional de la danza se cita el Gran Prefacio del Libro de las Canciones, una antología de poemas chinos que datan del siglo X al siglo VII a.C.:

» Las emociones se remueven y adoptan la forma de las palabras.

Si las palabras no bastan, hablamos en suspiros.

Si los suspiros no bastan, las cantamos.

Si el canto no basta

inconscientemente

bailan nuestras manos y marcan el compás nuestros pies.»

 

En el flamenco las emociones encuentran el espacio ideal para crecer y desbordarse porque además de la posibilidad propia del cuerpo como tal, las palabras hechas cante y las notas vibrantes de la guitarra como ícono y de los otros instrumentos musicales que puedan estar presentes, se regodean. Es un momento casi mágico en que la conjunción permite entre la calidez de las palmas y los “ayeos” o las expresiones de “juerga”, verter el cántaro de lo que se guarda y de lo que se comparte para generar desde quien observa la propia interpretación de los sentimientos convertidos en música y movimientos. El que esté dispuesto a entrar en este espacio seguramente no se arrepentirá y al igual que quienes son partícipes de la “ejecución de emociones”,  obtendrá como recompensa un placer de sentir y de ser que no existe en la cotidianeidad.

Termina así el mes de Abril y comienza Mayo con muchas cosas dándome vueltas en la cabeza, como los abejones que empiezan su danza anunciando la llegada de la lluvia.  Lo que si tengo claro al hacer el balance, es que la danza me ha dado mucho, el flamenco me hace ser quien soy y le agradezco profundamente.

 

 

Gracias a los músicos que nos acompañaron: Felipe Carvajal (guitarra), Jose y Juan Mejías (cante), Jesús Drever (flauta), David Solano (percusión), Jose Martínez (palmas). Sin ellos no hubiera sido lo mismo!!!