En este 2011 cumplimos 20 años, por lo que cada mes rememoraremos algunas personas y momentos importantes de nuestra historia, tanto en este blog como en la decoración de la Academia.  Aquí elprimer texto, escrito por Rocío.

Fernando Mejías y Patricia Urrutia, son indiscutiblemente los gestores del grupo Al Andalus, al heredar a sus respectivos hijos e hijas, la afición por el flamenco.

Fernando Mejías en el espectáculo "Contigo Andalucía", presentado en el año 2009 en el Teatro Nacional.

El cante flamenco es uno de los elementos que no puede faltar y que se resiente profundamente cuando está ausente en la práctica o en el escenario. Sin embargo,dada la naturaleza cultural particular de este arte, es bastante difícil encontrar cantaores en estas latitudes centroamericanas. Pero por esas rarezas del destino, Fernando Mejías llegó a Costa Rica en 1969 y aunque yo que lo conozco sé que le gusta que lo escuchen cantar, se ha dedicado más que todo a cantar por lo bajito: para su familia y para grupos de amigos cercanos quienes disfrutan de su arte, aunqueno en pocas ocasiones su voz ha llegado a auditorios más grandes, incluyendo el Teatro Nacional.

Fernando Mejías, el papá de mi esposo, nació en Sevilla en 1940. Su padre falleció cuando él tenía apenas 2 años de edad y sus abuelos maternos fueron los encargados de criarlo. Su abuelo Fernando era muy aficionado al flamenco y desde muy pequeño lo llevaba a los mejores lugares de Sevilla a ver y escuchar flamenco. Fue allí en la Alameda de Hércules, muy cerca de su barrio de niñez, que escuchó a figuras históricas como Pastora Pavón (la Niña de los Peines), Pepe Pinto, Manolo Caracol y muchos otros artistas de la Edad de Oro del flamenco.

Rodeado de este ambiente y con un abuelo que también cantaba flamenco, era casi inevitable queFernando Mejías empezara a cantar. Es un cantaor a la antigua, ortodoxo y muy estudioso de los grandes del cante. Le he escuchado cantar palos muy diversos, pero reconozco que disfruta de las siguiriyas y de los fandangos naturales, con una capacidad admirable para recordar un sinnúmero de letras.

Sus dos hijos, Jose y Juan, crecieron escuchándolo cantar, y como en un ciclo que la vida repitiera, ambos empezaron a interesarse en todo lo que tenía que ver con el flamenco. Gracias a su padre adquirieron también ese afán por el estudio del cante antiguo y por el rescate de letras poco usuales.

Casi me atrevo a decir que fue el primer cantaor en Costa Rica y diversos grupos de aficionados a lo largo del tiempo tuvieron la oportunidad de tenerlo dentro de los cuadros flamencos que presentaron.Se presentó en el año 2001 en el Teatro Nacional, en el marco del I Festival de Flamenco en Costa Rica, acompañado en la guitarra por su hijo Juan Mejías. El grupo Al Andalus también ha disfrutado su presencia en algunas ocasiones, la más reciente en el Teatro Nacional, con el espectáculo Contigo Andalucía en el 2009, donde a sus 70 años cantó unas soleares a capella que resonaron en todo el teatro.

Patricia Urrutia es la gestora del baile en Al Andalus y es mi mamá. Nació en Guatemala en 1953 y desde niñas,ella y sus dos hermanas estudiaron baile español en la Academia de Mary Farrington, apoyadas con mucho entusiasmo por mi abuela Mercedes a quien sin lugar a dudas le hubiera gustado aprender a bailar. En Ciudad Nueva, fue donde Patricia se inició como profesora de baile con una pequeña academia en su propia casa.

Patricia Urrutia a la edad de 12 años.

Por diversas circunstancias se vio forzada a dejar su país natal y luego de vivir dos añosen Nicaragua, llegó a Costa Rica, convirtiéndose en una de las primeras maestras de este tipo de disciplina en el país. Así recuerdo haber aprendido de ella desde jotas aragonesas pasando por baile clásico español hasta rumbas y fandangos, entre otros. Muchas niñas estudiaron en su academia y con su paciencia y alegría aprendieron a tocar castañuelas, al tiempo que encontraron un pasatiempo diferente que las acompañó durante bastantes años de la vida.


Patricia y su hermana Rosario en 1972 en uno de los espectáculos de la Academia de Mary Farrington

Mientras Patricia se dedicó a dar clases, muchos Hogares de Ancianos, Orfanatos e instituciones cuya misión fuera la beneficencia disfrutaron de su presencia y la de sus alumnas. También estuvo participando en varias oportunidades en el Festival Nacional de Coreógrafos que se celebraba en el Teatro Nacional. Como anécdota recuerdo unavez que para el ensayo general de uno de los festivales nos tocó practicar descalzas en el salón donde se estaba llevando a cabo el ensayo, porque no era permitido el uso de zapatos debido al daño que se le podía ocasionar a la madera. ¡Así que muy humildemente todas bailamos sin zapatos!

Patricia en su casa en Guatemala, en 1964

Tanto mis hermanas Karla y Alicia como yo, de alguna forma heredamos ese gusto por el baile español de mi madre, similar a lo que les sucedió a Jose y a Juan con el cante de su padre. Aunque la enseñanza que ella brindaba estaba enfocada al baile español, a medida que el tiempo pasó y me hice mayor, la atracción por el flamenco se fue acrecentando y la curiosidad se volvió una necesidad de vida, por lo que empecé a estudiarlo con mayor profundidad.

Patricia Urrutia en el salón donde impartía clases, a mediados de los 80

A pesar que ya hace muchos años Patricia no se dedica a la enseñanza del baile español, es la fan número uno de Al Andalus. Siempre nos acompaña en las funciones y desde el escenario escucho su jaleo sentido y sé que disfruta y se preocupa tanto como yo.

Patricia con sus alumnas en la década de los 80

En este 2011 que Al Andalus cumple 20 años, quiero dar gracias a Patricia, mi mamá, y a Fernando, mi suegro, por todo su legado de arte a otras generaciones. Con respeto lo he acogido y con respeto y con muchísimo cariño hemos tratado en Al Andalus de acrecentarlo,mantenerlo vivo y más que eso… disfrutarlo!

El INICIO…

Fernando Mejías y Patricia Urrutia, son indiscutiblemente los gestores del

grupo Al Andalus, al heredar a sus respectivos hijos e hijas, la afición por el

flamenco. Fernando que llegó al Salvador desde Sevilla a mediados de los

sesenta y Patricia que vino desde Guatemala hasta Costa Rica a principios de

los años ochenta; creo que jamás imaginaron que abrirían camino en el arte

flamenco y que a la larga con el transcurso del tiempo, varias generaciones de

mujeres principalmente, crecerían disfrutando y amando el flamenco.

El cante flamenco es uno de los elementos que no puede faltar y que se

resiente profundamente cuando está ausente en la práctica o en el escenario.

Sin embargo, dada la naturaleza cultural particular de este arte, es bastante

difícil encontrar cantaores en estas latitudes centroamericanas. Pero por esas

rarezas del destino, Fernando Mejías llegó a Costa Rica en 1969 y aunque

yo que le conozco sé que le gusta que le escuchen cantar, se ha dedicado

más que todo a cantar por lo bajito: para su familia y para grupos de amigos

cercanos quienes disfrutan de su arte. Aunque no en pocas ocasiones su voz

ha llegado a auditorios más grandes, incluyendo el Teatro Nacional.

Fernando Mejías, el papá de mi esposo, nació en Sevilla en 1940. Su padre

falleció cuando él tenía apenas 2 años de edad y sus abuelos maternos

fueron los encargados de criarlo. Su abuelo Fernando era muy aficionado al

flamenco y desde muy pequeño lo llevaba a los mejores lugares de Sevilla a

ver y escuchar flamenco. Fue allí en la Alameda de Hércules, muy cerca de su

barrio de niñez, que escuchó a figuras históricas como Pastora Pavón (la Niña

de los Peines), Pepe Pinto, Manolo Caracol y muchos otros artistas de la edad

de oro del flamenco.

Rodeado de este ambiente y con un abuelo que también cantaba flamenco,

era casi inevitable que Fernando Mejías empezara a cantar. Es un cantaor a la

antigua, ortodoxo y muy estudioso de los grandes del cante. Le he escuchado

cantar palos muy diversos, pero reconozco que disfruta de las siguiriyas y de

los fandangos naturales, con una capacidad admirable para recordar un sin

número de letras.

Sus dos hijos, Jose y Juan, crecieron escuchándolo cantar, y como en un ciclo

que la vida repitiera, ambos empezaron a interesarse en todo lo que tenía que

ver con el flamenco. Gracias a su padre adquirieron también ese afán por el

estudio del cante antiguo y por el rescate de letras poco usuales.

Casi me atrevo a decir que fue el primer cantaor en Costa Rica y diversos

grupos de aficionados a lo largo del tiempo tuvieron la oportunidad de tenerlo

dentro de los cuadros flamencos que presentaron. Se presentó en el año

2001 en el Teatro Nacional, en el marco del I Festival de Flamenco en Costa

Rica, acompañado en la guitarra por su hijo Juan Mejías. El grupo Al Andalus

también ha disfrutado su presencia en algunas ocasiones, la más reciente en el

Teatro Nacional, con el espectáculo Contigo Andalucía en el 2009, donde a sus

70 años cantó unas soleares a capella que resonaron en todo el teatro.

Patricia Urrutia es la gestora del baile en Al Andalus y es mi mamá. Nació en

Guatemala en 1953 y desde niñas, ella y sus dos hermanas estudiaron baile

español en la Academia de Mary Farrington, apoyadas con mucho entusiasmo

por mi abuela Mercedes a quien sin lugar a dudas le hubiera gustado aprender

a bailar. En Ciudad Nueva, fue donde Patricia se inicia como profesora de baile

con una pequeña academia en su propia casa.

Por diversas circunstancias se ve forzada a dejar su país natal y luego de

vivir dos años en Nicaragua, viene a Costa Rica, convirtiéndose en una de las

primeras maestras de este tipo de disciplina en el país. Así recuerdo haber

aprendido desde jotas aragonesas pasando por baile clásico español hasta

rumbas y fandangos, entre otros. Muchas niñas estudiaron en su academia

y con su paciencia y alegría aprendieron a tocar castañuelas, al tiempo que

encontraron un pasatiempo diferente que las acompañó durante bastantes

años de la vida.

Mientras Patricia se dedicó a dar clases, muchos Hogares de Ancianos,

Orfanatos e instituciones cuya misión fuera la beneficencia disfrutaron de

su presencia y la de sus alumnas. También estuvo participando en varias

oportunidades en el Festival Nacional de Coreógrafos que se celebraba en

el Teatro Nacional. Como anécdota recuerdo una vez que para el ensayo

general

donde se estaba llevando a cabo el ensayo, porque no era permitido el uso de

de uno de los festivales nos tocó practicar descalzas en el salón

zapatos debido al daño que se le podía ocasionar a la madera. Así que muy

humildemente todas bailamos sin zapatos!

Tanto mis hermanas Karla y Alicia como yo , al igual que con los hermanos

Jose y Juan y el cante de su padre, de alguna forma heredamos ese gusto por

el baile español de mi madre. Aunque la enseñanza que ella brindaba estaba

enfocada al baile español, a medida que el tiempo pasó y me hice mayor, la

atracción por el flamenco se fue acrecentando y la curiosidad se volvió una

necesidad de vida.

A pesar que ya hace muchos años Patricia no se dedica a la enseñanza del baile

español, es la fan número uno de Al Andalus. Siempre nos acompaña en las funciones

y desde el escenario escucho su jaleo sentido y sé que disfruta y sufre tanto como yo.

En este 2011 que Al Andalus cumple 20 años, quiero dar gracias a Patricia, mi mamá,

y a Fernando, mi suegro, por todo su legado de arte a otras generaciones. Con

respeto lo he acogido y con respeto y con muchísimo cariño hemos tratado en Al

Andalus de acrecentarlo, mantenerlo vivo y más que eso… disfrutarlo!

Rocío.