“Flamenco no sé lo que haría si no existiera el flamenco…”  

A veces damos por sentado muchas cosas, y sin embargo, hay tanto que agradecerle a la vida. Hoy le agradezco al flamenco y a todo lo que representa para mí. Realmente no recuerdo cuándo me comenzó a gustar, solo me viene a la memoria la sensación de que cuando escuchaba el cante o veía el baile algo dentro de mí decía: ¡Quiero!

 El flamenco es poco común en Costa Rica. Cuando comencé a ir a clases a mediados del 2013, el grupo se cerró en poco menos de un año por falta de integrantes. En agosto del 2014, la vida me llevó hasta Al Andalus, y le  agradezco tanto por  eso. Ha sido en esta Casa donde no solo he aprendido (y sigo aprendiendo) a bailar, zapatear y a manejar un abanico (mi instrumento soñado), sino que también he aprendido a conocerme, a expresarme (que siempre me ha costado demasiado), y a tener más confianza en mí misma.

Compañeras en camerinos. «Al Andalus en Nochebuena» 2016.

Cada vez que aprendo y logro ejecutar un paso de baile, es un pequeño éxito para mí y es aún más grande cuando puedo ayudar a mis compañeras a lograrlo también. Esta Casa ha sido mi espacio de liberación, de refugio y aunque el flamenco no me llenaba tanto cuando pasaba por momentos difíciles, ha sido este sitio el que me ha mantenido a flote.

De muy pocas cosas y personas yo he podido decir que las  amo, el flamenco es una de ellas, es parte de mí. Pero lo que lo hace más especial es Al Andalus y  sus integrantes. En esta Casa he conocido a las mujeres más admirables, valientes y divertidas. Cada una me ha aportado de una u otra manera y las quiero a todas.

Un rato de compartir flamenco. 2017.

Gracias profes y chiquillas por el apoyo incondicional, las risas y el esfuerzo para hacer cada clase única.

 “Con esto quiero deciiirte….” (léase cantando garrotín) muchas gracias flamenco, muchas gracias familia Al Andalus por estos 5 años y contando.

Algunas compañeras de baile en «Delirio», 2018.

Sofi Carvajal.